Adiós, ansiedad

09.04.2018 00:36

Solo hace falta un momento, tan solo un instante para darte cuenta de que las cosas no pueden seguir así, que ese no es el camino. Dicen que “las desgracias nunca vienen solas”, es verdad, suelen venir acompañadas de muchas más desgracias. Porque cuando piensas que ya todo va bastante mal siempre puede ir un poco peor, ¿no? Y ese es el momento de parar, de reaccionar, de echar cuerpo a tierra y ponerse el chubasquero, porque nada es insuperable, solo es cuestión de ganas.

Los problemas nunca son tan importantes hasta que llega un día que uno de ellos sí lo es, lo que te hace darte cuenta de que los demás no lo eran, y siguen sin serlo, por mucho que nos agobien.

Nosotros mismos solemos ser nuestro peor enemigo, los que más nos exigimos, los que más nos torturamos y los que más nos odiamos, cuando en verdad nosotros deberíamos de ser quienes más nos quisiéramos, porque nadie en este mundo va a velar más por ti que tú, nadie va a estar más tiempo a tu lado que tú mismo, así que va siendo hora de aceptarnos con nuestros defectos y con nuestras virtudes. Más que aceptarnos, es la hora de querernos.

Hay que darle a cada cosa la importancia que le corresponde, ni más, ni menos. Si algo te hace bien que sea bienvenido, y si te hace mal habrá que reducir su dosis. Hay que dedicarse más tiempo a uno mismo, a los pequeños placeres. Leer un libro, pasear una tarde de primavera sin rumbo fijo, viajar, hablar con tus amigos…

Después de estar atrapada he comprendido que la jaula soy yo misma, y que no hay nada como volver a alzar el vuelo, habrá que intentarlo al menos.