A través del tiempo

22.12.2013 11:44

Nos gusta quejarnos. Sí, quejarnos de todo, porque para nosotros nunca nada es suficiente. Que si tienes un buen trabajo, siempre será el mejor el del vecino, o al menos, seguro que gana más. El dinero, eso que mueve a tanta gente. Parémonos a pensar, la vida tiene duración finita, cuando se acabe para qué lo vas a querer.

Que lo que importa es saber gastarlo, y no me refiero a saber invertir en bolsa o en saber qué casa te conviene más comprar. Me refiero a saber cuándo hay que tomarse una cerveza o cuándo hay que beberse el bar entero. Que no hay dinero mejor gastado que ese que te hace almacenar momentos. El coche que más vale no es ese que tiene mayor precio, es ese que guarda los mejores momentos: la primera vez que te sacas el carnet, aquella vez que hiciste una ruta por todos los pueblos de la provincia, ese helado bajo la fría lluvia de enero, la primera vez que llevaste a esa chica especial, aquella vez que te escapaste al fin del mundo porque no te apetecía pensar… Y es que, solemos confundir valor con coste, y ni de lejos se parecen. La cena en la que te reencuentras con todos tus amigos después de tanto tiempo sin verlos puede costar 20 euros (50 si no estás en crisis y tienes pasta), pero, ¿cuánto valor puede tener eso? Incalculable.

Que solemos ir con prisa, pero las mejores cosas pasan a cámara lenta. El único problema es que cuando miras atrás esa cámara lenta se ha puesto en velocidad 10 y ahora todo es un recuerdo lejano. Que oye, por echar de menos no pasa nada. Nunca está de más acordarte de cada persona que te importó o que te importa; en los que se quedaron por el camino o en los que acaban de llegar.

Con los años te das cuenta que los kilómetros separan, pero que es la distancia la que hace el olvido. Que las cosas que no se dicen es como si nunca se sintieran. Así que si echas a alguien de menos, ve y díselo, porque nadie lo hará por ti.

Y ahora te animo a que cojas algo de valor, llames a esa persona de quien la distancia te ha separado y la invites a tomar una caña. Quizás sea el dinero mejor invertido de tu vida.